Por: Amparo Blasco Gascó.
La Flor de Pascua ha presidido muchas casas y mesas durante estas
pasadas Fiestas Navideñas pero finalizadas las Navidades no hay que
prescindir de ella puesto que se trata de una flor de invierno y, al
menos, se puede conservar durante esta estación.
Siguiendo unos
consejos y aplicando unos sencillos cuidados la Flor de Pascua la
podemos conservar no sólo durante la estación de invierno sino
también durante todo el año, hasta las próximas Fiestas de
Navidad. Lo primero que tenemos que tener en cuenta para su
conservación es la temperatura por lo que es recomendable situar la
planta en un lugar con temperaturas constantes que giren entre los
15º y 25º.
Si la Flor de Pascua está completamente integrada y
adaptada al lugar, el nivel de luz no es de vital importancia aunque
siempre son más aconsejables los espacios iluminados, sobre todo en
el periodo de floración, por lo que los balcones suelen ser el lugar
ideal para estas plantas propias de la estación de invierno.
Los
riegos deben ser abundantes pero siempre cuando la tierra haya
absorbido el agua del último riego. Nunca hay que olvidar que se
debe de incrementar la cantidad de agua cuando se sitúa en una nueva
ubicación, durante el verano y en la etapa de floración.
Otro de
los cuidados esenciales si se quiere mantener y conservar un buen
aspecto de la Flor de Pascua es evitar rociar con agua las hojas
rojas ya que de esta forma conseguiremos que no le salgan manchas ni
se descoloren. Aunque son plantas de interior, tras las Fiestas de
Navidad se pueden trasplantar al jardín o en lugares donde no
reciban excesiva luz solar.
Hay que tener en cuenta que si se
trasplanta y se tiene cuidado con la luz solar puede llegar a
formarse un arbusto de hasta 5 metros mientras que si la conservamos
en una maceta la altura máxima que puede alcanzar es de 50 cm.
Respecto a la poda, cabe indicar que cuando se le hayan caído todas
las hojas, tanto las rojas como las verdes, es el momento de podarla.
Lo más recomendable es cortar sus tallos hasta dejarlos a una altura
de 10 cm y quitar los más pequeños para que no absorban la humedad
y dejen el camino libre a los más pequeños. Tras la poda es
necesario sellar los extremos de los tallos con algún producto
específico o bien utilizar cera de vela derretida.
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